A la mañana siguiente la pequeña población de 300 habitantes de Gruyères se duplicó en cuestión de horas con la llegada de invitados de países tan dispares como Austria, Alemania, Italia, Francia, España, Checoslovaquia, Chile, Israel y Estados Unidos. El programa de eventos del día incluyó la apertura, en la nueva galería del Museo H.R. Giger, de una exposición del artista suizo Martin Schwarz, la impresión in situ de dos obras de edición limitada, una cena y, por la noche, la proyección de obras de Giger en la fachada del museo.

Rodeado de amigos y admiradores, el artista proclamó con orgullo: “He construído mucho más con mis propias manos en este bar que en cualquiera de los otros que he diseñado”, como el clausurado Giger Bar de Tokio o el que se encuentra en su ciudad natal de Chur (Suiza), que continúa abierto.

Un museo que es una obra de arte

La idea del museo se originó a partir de una gran exposición de la obra de Giger realizada en el castillo de la parte superior de Gruyères, con motivo de la celebración de los 50 años del artista», explica Carmen Scheifele, directora del museo. «Giger descubrió que este pequeño pueblo recibe un millón de turistas anuales que visitan este pintoresco lugar para disfrutar del paisaje de sus montañas nevadas, verdes valles, ríos y lagos.»

En la tradición de artistas como Salvador Dalí, que creó su propio museo en Figueres (España), el Museo Giger es en sí una obra de arte, una instalación permanente de grandes dimensiones y espacios diferentes, además de un proyecto en constante evolución en el que el artista ha trabajado más de diez años.

«Estoy consciente de que no es muy común que un artista abra su propio museo», comenta Giger, «pero hay razones prácticas. Primero, hay una continua demanda de coleccionistas por ver mis creaciones originales. Las galerías y los museos solamente pueden mostrar parte de mi obra durante a lo sumo un par de meses al año. La mayoría del tiempo mis cuadros permanecían en almacenes, pero ahora que mi obra está expuesta permanentemente puedo controlar que el lugar y la forma de exhibición sean adecuados.»
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