El bar, al igual que el museo que alberga esta instalación arquitectónica, es obra del surrealista suizo H.R. Giger. Conocido por sus diseños para la película de Ridley Scott «Alien» (1980), por los que obtuvo el Oscar, Giger ha dejado atrás su pintura al aerógrafo de los años 70 y 80 para dedicarse a crear una serie de espacios tridimensionales en los que su visión estética, literalmente, cobra vida. Si en sus pinturas ha ilustrado vívidamente la genésis de lo que ve como los próximos pasos en la evolución de la humanidad — la simbiosis del hombre con la máquina para producir nuevas formas de seres «biomecánicos» — en sus nuevas esculturas y obras arquitectónicas el artista hace que el espectador sea parte de ellas.

Para crear este ámbito, Giger ha renovado un antiguo castillo de 400 años de antigüedad situado en la cima de la pintoresca aldea de Gruyères (Suiza) — un laberinto de salas con paredes de dos metros de espesor que contiene la mayor colección permanente de su pintura, escultura y muebles — que es de por sí un alucinante recorrido a través de sus 40 años de carrera.

El ala del castillo que alberga el Bar del Museo es un espacio verdaderamente orgánico, con muebles color hueso y un diseño interior asombroso, que parece casi vivo. Giger ha utilizado un material sintético, similar en apariencia a la roca, para construir todos los elementos del bar y preservar así la atmósfera de este antiguo castillo, que es un monumento histórico.

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